El cambio no es Transformación
LO ONTOLOGICO


En la complejidad del lenguaje, dos términos, cambio y transformación, se entrelazan, marcando sutiles diferencias que delinean aspectos fundamentales de nuestra experiencia. Al desentrañar sus matices, se revela una dualidad fascinante entre el cambio, impulsado por acciones, y la transformación, un proceso que implica otras cuestiones, además de lo biológico en la persona.
El cambio se asemeja a una danza constante de acciones y decisiones. Es el resultado de elecciones, una decisión que puede ser sutil o drástica. Imaginá por un momento un salto al vacío, un cambio abrupto que redefine la realidad. Vivir y morir son extremos que ilustran la radicalidad del cambio, donde la identidad permanece.
En este ejemplo el cambio preserva la identidad. Una modificación que, aunque aparentemente traumática o vital, no altera la identidad preexistente.
La transformación, en contraste, contiene o es contenida por un proceso biológico, lento y constante. Es el viaje de la semilla que germina, crece y se convierte en un árbol majestuoso. Este aparente cambio, si es visto en diferentes fotos, es imperceptible en su día a día, pero a lo largo del tiempo revela una metamorfosis completa.
La transformación implica dejar de ser lo que éramos para abrazar una nueva forma de existencia. Es el ciclo de vida que nos lleva de la infancia a adolescencia, de esta última a la madurez, de la ingenuidad a la sabiduría. Aunque puede no ser tan evidente como un salto al precipicio, su impacto es profundo y perdurable.
La metamorfosis que se va produciendo en esa transformación, puede generar una nueva identidad. Puedo dejar de ser quien era. No va a ser de hoy para mañana. No lo van a aceptar las personas de mi alrededor, quizás. De hecho es posible que lo nieguen, o lo rechacen con comentarios tales como: “vos sos así” “es tu esencia”. Estas frases, o algunas parecidas, buscan consolidar quién vos eras. Quien eras para esos otros. Transformarse implica que los demás acepten que vos ya no sos quien eras. Para ello, es necesario primero tenerlo en claro vos. Saber o querer responder esa pregunta ontológica por naturaleza que es: ¿Quién soy?. A mi me gusta darle movimiento a esa pregunta y pasarla al gerundio y transformarla en: ¿Quién estoy siendo?. Aquí, la transformación es un camino hacia esa identidad, que es posible que en algunos momentos de nuestra vida no la tengamos clara o respondida. Por ello, esta pregunta me acompaña en ese proceso. No me define y cierra a una experiencia, sino que valida el cúmulo de experiencias que voy viviendo como persona y sobre las cuales elijo. Voy generando en mí una expansión, una evolución constante que enriquece la narrativa de quien...estoy Siendo.
Desde mi experiencia en conversaciones con diferentes personas pude observar que existen 3 maneras de transformarte:
1-Cambios de contexto (impuestos)
2-Cambio por decisión personal
3-Transformación a propósito
4-Transformación biológica
1-Cambios de contexto (impuestos)
Los cambios de contexto producen cambios en las maneras de relacionarnos con otros, con nosotros mismos y con el futuro. ¿Qué puede ser entendido como un cambio de contexto?. (lo que vas a leer a continuación es un ejemplo a propósito. no implica que siempre suceda así en la vida de todos). Por ejemplo soy una persona que trabaja en una empresa en un puesto determinado hace más de 10 años. Tengo una familia, vivo en una casa en un barrio urbano. Tengo un grupo de amigos con los que me reuno semanalmente a jugar al fútbol o a hacer alguna otra actividad. Y en un momento determinado una situación que yo vivo como “crisis” aparece en mi vida. En este ejemplo podría ser: Un día llego a mi trabajo y me informan que van a prescindir de mis servicios.
Ese solo hecho puede “disparar” en mi una sucesión de hechos que harán que transforme mi manera de vivir y relacionarme con los otros. Siguiendo con el ejemplo, esta persona a partir de ese hecho, deja de concurrir a las salidas con amigos, se queda en su casa. Empieza a pasar días y días en un entorno nuevo, su casa con su familia, de una manera que no conocía hasta ahora. No consigue un nuevo trabajo. Empieza a cambiar su estado de ánimo. Se acrecientan las discusiones en su seno familiar. Lo embarga la ira y el enojo. Pasadas las semanas de estar en su casa, se pone triste por “la situación” que le toca vivir.
A esta altura, el cambio inicial ya es una transformación. Pasó de ser un “trabajador’ a un “desempleado” (las comillas refieren a qué el ejemplo es hipotético y no es generalizable). Esa persona ya no es quien era. Su manera de conversar, su estado de ánimo, sus intereses, sus relaciones, su biología…todo está siendo diferente a como era. Su persona está transformada.
Ahora, lo anterior podría no haber sucedido o suceder de manera “positiva” (en el ejemplo planteé unos ejemplos que creo que a ninguna persona le gustaría o disfrutaría de vivir) si la persona tuviese una identidad creada o definida o la motivación para redefinirla.. Todos tenemos una identidad, el punto es que no todas las personas elegimos esa identidad y sobre todo, hacemos cosas para construir o estar siendo esa persona que queremos. Y quizás en este momento te preguntarás: ¿Es posible construir quién quiero ser? La respuesta es: Sí.
Ese contexto, hizo que un hecho que podría ser interpretado de diferentes maneras por diferentes personas, haga que quienes no tengan una identidad consolidada, sean transformados a partir de un cambio en el contexto. Sin quererlo…”la deriva de la vida los lleva a eso”.
La paradoja del cambio es que los comportamientos que declaramos que queremos cambiar son los mismos que tenemos aprendidos e internalizados, y por lo tanto, lo sentimos como parte nuestra, como un aspecto de nuestro ser. (extracto del libro Ontología del lenguaje. Rafael Echeverria. )
Una vez le escuché decir a Julio Olalla en un congreso, que la competencia de aprender a aprender es la madre de todas las competencias
2-Cambio por decisión personal
Parecido al punto 1, salvo que en este modo, soy yo quien decide crear ese contexto. Hay algo que sucede en mi vida que lo quiero cambiar. Siguiendo con el ejemplo del punto 1, en lugar de “venir de afuera” es una decisión que tomo que “cambia” mi vida. Por ejemplo, un día en ese trabajo que prescinden de mi servicio, me dan una indemnización y como no consigo otro trabajo, decido poner un negocio que está “de moda”. En una época, las canchas de paddle, las remiserias, los kioscos o los almacenes eran “decisiones” que tomaban algunas personas. En este ejemplo, la persona decide hacer un cambio, trabajar en algo que nunca trabajó, independientemente de los resultados que obtenga. Económicamente le puede ir bien o mal y no pretendo analizar eso en este texto, sino mostrar que haga lo que haga la persona, si no tiene clara su identidad…ese cambio decidido también en un tiempo determinado lo va a transformar. La pregunta a resolver será si esa transformación tiene que ver con lo elegido o con lo que tiene, con lo que es.
En general sucede que cuando esa transformación se da por la inercia producida de un cambio decidido, sin tener en cuenta la identidad, esa transformación genera frustración, apatía, desgano.
3-Transformación a propósito
Lo primero que se plantea la persona que conoce y sabe de este punto es una pregunta: ¿Quién quiero ser?. Lo primero que hace frente al punto 1 y al punto 2 si sucediesen, es plantearse esta pregunta. Pero también puede suceder que no hay punto 1 ni 2 y hay una insatisfacción en alguna área de nuestra vida. Y ahí aparece la transformación a propósito. Yo sé lo que quiero lograr. Sé que quiero ser de una manera determinada. Y cuando escribo ser, no me refiero a tener. Ser no implica tener. El tener es una consecuencia del ser, cuando los confundo y antepongo el tener al ser…es posible que pierda mi identidad. O que construya una identidad relacionada con el tener pero vacía de ser. Y en este caso, la insatisfacción se presentará casi a diario, como recordatorio que tu vida no es la vida que estás queriendo vivir.
En la transformación a propósito hay un diseño, una narrativa, una emocionalidad que acompañan esa construcción. Defino y me respondo desde mi coherencia personal, sin querer quedar bien con alguien, sin la mirada externa…que elijo para mi vida: ¿Quién quiero ser?. Y a partir de allí arranca un proceso de transformación personal. Que cada uno atravesará de diferente manera. ¿cómo me doy cuenta que estoy en el punto 3 y no en el 2 o en el 1?. Porque ante cada disyuntiva, situación o “problema” lo tamizo a partir de volver a responderme la pregunta anterior. Al respoderla, voy a percibir si siento que estoy en coherencia con esa respuesta o quien digo que soy haría otra cosa frente a lo sucedido. El eje, la balanza, el norte, el sur, la guía o como prefieras llamarlo, es tu respuesta a esa pregunta. Y si las acciones que estás haciendo están alineadas a esa respuesta, entonces esa identidad está consolidada.
4. Transformación Biológica:
Si hay una certeza que tenemos los seres humanos, es que en algún momento de nuestra existencia, vamos a morir biológicamente. Y ese proceso desde el nacer al morir, es producido por la naturaleza. No tenemos decisión sobre eso. Podemos alargar o acortar nuestro proceso biológico, pero el final va a ocurrir.
Esa transformación biológica sucede en simultáneo mientras gracias al lenguaje le ponemos nombre a las cosas y por ende vos estás leyendo esta nota y no simplemente viviendo…Gracias al lenguaje, puedo diseñar a la vez que está sucediendo ese proceso biológico una transformación a propósito. En algunos casos, revirtiendo procesos de enfermedad. O haciendo lo manifestado en el punto 3.
El punto 4 es…inevitable. Es el único “es así” que valido en la vida. Todos los demás, se pueden modificar, crear, reemplazar o el verbo que elijas. Siempre que tenga que ver con tu identidad.
La Persona está siempre en un proceso continuo de devenir; está transformándose permanentemente a sí misma ( a veces en el punto 1, en el 2 o en el 3). Hagamos lo que hagamos, o si no hacemos nada, de todas maneras moriremos. Tan solo por estar vivos nos encontramos en este proceso inevitable de vivir. El devenir no es algo que elijamos. Es un aspecto biológico del ser humano y es constitutivo de todos los seres vivos. En este nivel, en consecuencia, la transformación no es algo que elijamos. Simplemente no podemos evitarla. Es en este sentido que la vida es una deriva permanente.
¿De qué manera puedo llevar adelante lo planteado en el punto 3?. Desde mi experiencia hay varias maneras, yo me dedico al Coaching Ontológico y lo experimenté y experimento en el día a día. Seguramente habrá otras maneras de hacerme responsable de lo que denomino: vivir con identidad. Para mi, es a través del coaching Ontológico, en consecuencia, donde se implica un proceso de transformación por el que optamos y en el cual aceptamos entre otras cosas: observar, cuestionar y cambiar el(los) principio(s) de coherencia que constituyen nuestra persona, para transformarnos. Para vivir con (nuestra) identidad.
El coaching Ontológico no se relaciona con nuevas habilidades ni con capacidades prácticas concretas. Lo que está en juego es nuestra forma de estar Siendo. Por lo tanto, el coaching ontológico es un proceso (una interacción, una conversación) que tiene el propósito de producir una transformación Ontológica.
Como personas, entramos a procesos de Coaching por varios motivos, pero solo si quiero hacer lo del punto 3 (transformarme a propósito) me voy a comprometer en un proceso de Coaching Ontológico. y eso sucederá cuando esté dispuesto a, o me permita estar dispuesto a: observar, cuestionar y cambiar aspectos de la Persona que soy, hasta hoy. O construir una identidad diferente.
El Coaching Ontológico sucede solo cuando estamos dispuestos a poner en juego nuestro(s) principio(s) de coherencia básico(s) (es decir, nuestra Persona). El coaching Ontológico implica una intervención que modifica el(los) principio(s) fundamental(es) de coherencia que somos.
Cuando escucho en la actualidad “necesitamos un cambio”. La respuesta que me surge son preguntas: ¿Hacia dónde? ¿Para qué? ¿Cuáles son las condiciones de ese cambio? ¿Cuáles serán los beneficios y los costos de ese cambio?. ¿Cuál es la identidad que ese cambio representa?
Cambiar no siempre es bueno. Depende de varios factores, sobre todo de tu decisión y de tu identidad.
Cambiar no es transformarse, aunque es posible que ese cambio afecte tu identidad y en el largo plazo te transformes en algo que nunca te planteaste ser ni hacer.
Preguntate quien querés estar siendo y a partir de allí diseñá los cambios que consideres para lograr tu transformación. En el medio, es posible que sucedan varios aprendizajes y emociones. Si tenés definida tu identidad, no van a importar tanto los como.