“Está Coacheado”. Coaching y las Diferentes Maneras de Entrenar a un Político:
¿Qué implica que un político esté Coacheado?. ¿Se nota? ¿Puede sostenerse "el teatro"?
COACHING POLÍTICO


“Está Coacheado”. Coaching y las Diferentes Maneras de Entrenar a un Político:
En lo que se denomina “Coaching” se despliegan diversas facetas, adaptándose a las distintas esferas de la vida y también en el ámbito político. Enfocándonos en la arena política, en los políticos y candidatos específicamente, el entrenamiento de esos líderes se convierte en una danza compleja de estrategias. Un coach político trabaja en acompañar a desarrollar las habilidades y el carácter de un político, trabaja en la coherencia en su manera de ser, ofreciendo un repertorio de enfoques. ¿Todos los Coaches (nombre que se le asigna en plural al Coach) trabajan de la misma manera? Claro que no. Algunos, enfocan su trabajo en el corto plazo y en el resultado haciendo quizás lo que un director de teatro/cine hace al guíar a sus actores. Les dice qué decir a partir del libreto, les dice dónde ubicarse en un escenario, y hasta a veces sugiere cómo moverse en la escena (además de lo que aporta el actor-actriz). Lo que también sucede es que esa escena se repite y se repite y se repite hasta que “quede bien". Cuando es cine, queda la mejor escena. Cuando es teatro a veces sale bien y a veces mal. Cuando es un político que entrena quien no es…se nota.
El para qué del coaching político radica en la transformación personal, de una persona como cualquier otra, que eligió una manera de vivir. Dedicarse a ser político. Acompañar a un político no solo implica desarrollar habilidades comunicativas, sino también cultivar autenticidad. Que el político comience a descubrir y abrazar su identidad. La autenticidad, como moneda de confianza, se erige como un pilar fundamental en la esfera política.
La política, a menudo, es un escenario donde cada palabra y gesto se interpretan como actos en una obra. La “super televisación”, la expansión de herramientas comunicacionales que cortan audios/videos, los editan, etc. hacen que varios se entrenen por ejemplo en mirar la cámara. Parece simple, pero al principio, como cualquier aprendizaje lleva su proceso. Y dependiendo de la persona en cuestión, le llevará más o menos tiempo aprender lo que necesite para desarrollar su carrera.
En ocasiones, algunos Coaches adoptan una perspectiva teatral del desarrollo personal, moldeando la actuación de los políticos. Similar a cómo un director de cine/teatro instruye a sus actores, un coach político ajusta la presentación pública, trabajando en la expresión, la postura y la dicción para transmitir un mensaje poderoso y persuasivo. Algunos Coaches también trabajan con encuestas para que el político, además, “diga lo que la gente quiere” escuchar. Esa impostación, en el corto o largo plazo se trasluce. Quien está actuando, en algún momento se olvida que estaba actuando y vuelve a ser quien es.
En lo que yo denomino “teatro político”, el cuerpo del político se convierte en un lenguaje en sí mismo. La mirada, los hombros, las manos, su forma de pararse/sentarse, los movimientos de la cara, etc. son un conjunto de datos que cuando el político está “coacheado” en términos de teatro, se traslucen como una incoherencia manifiesta entre el movimiento del cuerpo y el sonido y significado de sus palabras. Ese tipo de Coach se convierte en un coreógrafo, o Director de escena, enseñando a utilizar gestos, expresiones faciales y movimientos corporales para comunicar de manera efectiva. Pero cada gesto cuenta una historia, y a veces esa historia es distinta a la que el político está diciendo con su voz. El cuerpo, expuesto en el espacio, queda incómodo al quererlo encorsetar en un traje que no le cabe, y hace su esfuerzo por contar su desacuerdo. Y eso se ve cuando el político entrena una impostación. Cuando pretende contar algo en lo que no cree o no quiere. Cuando se obliga a ser quien no es.
A los actores se les nota que actúan. Hay excelentes actores que hacen perfectamente sus papeles en las obras, pero me refiero a que ese papel es circunstancial. No lo pueden sostener en todos los ámbitos de su vida. Y entonces, en algún momento, se nota que los actores, que en algunos casos son profesionales de hacer eso, actúan. ¿Y qué significa eso?. Que se nota que no es quien dice ser. Que es un personaje. Es ficticio, no es real. Y en caso que lo desarrolle en todos sus ámbitos, en la jerga teatral se lo denomina con la frase: “se lo comió el personaje”.
Por ello, la autenticidad se convierte en una búsqueda constante en el coaching político. Similar a cómo un espectador puede notar cuando un actor está simplemente representando un papel, los ciudadanos perciben la autenticidad de un político (a veces). El coach trabaja para que el político tenga claro quién es y para qué hace lo que hace, permitiendo que el político se conecte a un nivel más profundo con su audiencia, trabajando en su coherencia personal. Que para resumir podría enumerar en: su visión, sus valores, lo que le importa, sus deseos, lo que no quiere, sus emociones y por sobre todo el tipo de conversaciones que tiene.
Como un observador en la sombra, el Coach político mira cada escena política con agudeza. Analiza los discursos, debates y encuentros públicos, identificando áreas de mejora y fortalezas a destacar. A través de ejercicios corporales, preguntas y espacios de reflexión, esa observación meticulosa permite ajustes estratégicos, afinando el desempeño político para resonar de manera efectiva con la audiencia, sin perder su identidad.
En la encrucijada entre el arte teatral y la política, el coaching emerge. Como siempre en todas las profesiones, hay quienes eligen el resultado a corto plazo esculpiendo líderes de cotillón que a veces se muestran en la arena política pero que el tiempo los vuelve a colocar en su caja de títeres. Pero también hay quienes eligen trabajar en la coherencia de esa manera de ser que permita conectar con su electorado, sin fuegos artificiales, sin impostura, sin practicar y practicar la misma escena, sino construyendo quién Es y quien quiere ser. En última instancia, la habilidad de Coachear a un político va más allá de la retórica, convirtiéndose en una danza compleja entre la manera de Ser de la persona y el escenario público.
El “Coacheo teatral” en algún momento trasluce la real manera de ser. Prestá atención a este diálogo y observá los detalles que mencioné en esta nota en el video.
Massa: ¿Vos trabajaste en el Banco Central sí o no?
Milei: sí, hice una pasantía. Para eso no hubo que hacer…
Massa: ¿Y por qué no te la renovaron?
Milei: ¿qué tiene que ver? digamos… o sea…
Massa: ¿por qué no te la renovaron? contale a la gente Javier. ¿Por qué no te la renovaron?
Milei: digo, digamos… Este era un estudiante
Massa: es muy importante porque es parte de esta discusión respecto del psicotécnico ¿Por qué no te la renovaron? contale a la gente
Milei: digo quizás vos tampoco la hubieras pasado…
(todas las palabras están copiadas textuales. La incoherencia que se te presenta al leer, es producto de lo que comento en la nota).
Lionel H. Moraña
(Esta nota se realizó el 13-11-2023)